Dolor y Movimiento: Por Qué No Siempre Nos Movemos Igual Cuando Tenemos Dolor

¿Sabías que el dolor no solo duele… sino que también puede hacer que te muevas de forma diferente? El vínculo entre dolor y movimiento es más profundo de lo que imaginas. Este tema, estudiado en investigaciones como la de Moseley (2011), es fundamental para comprender por qué a veces, aunque queramos movernos “bien”, nuestro cuerpo adopta movimientos raros, tensos o incluso protectores. Hoy te lo explicamos de forma sencilla.

¿Por Qué Nos Movemos Diferente Cuando Tenemos Dolor?

Cuando sufrimos dolor —especialmente dolor persistente, como el dolor lumbar crónico—, nuestro cerebro recibe la señal de que algo está mal. Pero no solo procesa esa información… ¡también decide cómo deberíamos movernos para protegernos!

Moseley (2011) propone en su teoría que el cerebro puede reorganizar los “mapas” de movimiento. Es decir, empieza a construir nuevos patrones motores con el objetivo de evitar el dolor. Esto puede ser bueno a corto plazo… pero a largo plazo, esos patrones pueden volverse un problema.

En pocas palabras:

  • Dolor y movimiento están conectados porque el dolor cambia cómo usamos nuestros músculos.
  • A veces, el cerebro “sobrerreacciona”, creando movimientos rígidos o tensos, incluso cuando no hay daño físico grave.
  • Estos cambios pueden generar más dolor, rigidez o miedo a moverse.

Ejemplo de Dolor y Movimiento en la Vida Real

Imagina que te duele la espalda al agacharte. Al principio, te mueves más despacio o con cuidado para evitar dolor. Esto es normal. Pero si pasa el tiempo y sigues evitando agacharte, tu cerebro refuerza esa “alerta”, y terminas moviéndote de forma torpe o rígida… aunque ya no haya tanto daño.

Ese es el círculo vicioso entre dolor y movimiento:

Dolor → Miedo a moverse → Movimientos raros o tensos → Más dolor.

El tratamiento del dolor de espalda no es solo físico. Implica entender cómo nos movemos y cómo piensa nuestro cerebro cuando hay dolor.

Persona con dolor lumbar crónico mostrando rigidez al moverse. Relación entre dolor y movimiento

¿Es Todo Psicológico? No. Es Biológico y Real

¡No es que “te lo imagines”!

Cuando hay dolor, zonas del cerebro responsables de planificar el movimiento pueden activarse de forma diferente. Moseley (2011) descubrió que las personas con dolor crónico muestran cambios en áreas cerebrales que “dibujan” el esquema de nuestro cuerpo. Esto se llama neuroplasticidad.

  • Neuroplasticidad significa que el cerebro cambia constantemente, aprendiendo y adaptándose.
  • Con el dolor crónico, esos cambios a veces mantienen la alarma encendida… aunque ya no haya una lesión grave.

Por eso, dolor y movimiento no pueden separarse: tratar uno sin mirar al otro es quedarse a medias.

Movimiento y Miedo: Otra Pieza Clave

Muchas personas con dolor de espalda crónico tienen miedo a moverse. Piensan que si mueven su espalda, se romperán más o empeorarán.

“Si me muevo, me haré daño.”

Ese miedo genera rigidez. Te mueves menos, pierdes fuerza, tus músculos se tensan… y vuelves a tener más dolor. Y ahí está el bucle:

  • Dolor → Miedo → Inactividad → Más dolor.

Cuando entiendes lo que pasa en tu cuerpo, pierdes miedo, te mueves mejor… y el dolor baja.

Qué Podemos Hacer Para Mejorar el Dolor y el Movimiento

Buena noticia: ¡este ciclo se puede romper!

Movimiento progresivo y adaptado. No dejar de moverse es clave. El secreto está en avanzar paso a paso, con ejercicios que se ajusten a tu situación.

Educación en dolor. Entender cómo funciona tu dolor te ayuda a sentir menos miedo y recuperar la confianza en moverte.

Cambiar creencias limitantes. Ideas como “si me muevo me romperé” deben ser desafiadas con información correcta y evidencia científica.

Soporte profesional. No estás solo. Profesionales especializados pueden ayudarte a moverte mejor y con menos dolor.

Aplicar estos principios puede ayudarte a reconectar dolor y movimiento de forma saludable.

Si quieres saber más sobre programas que integran estos enfoques, puedes visitar nuestra página sobre Espalda360.

“Ejercicios adaptados para mejorar dolor y movimiento en la espalda.”

Conclusión: Dolor y Movimiento Están Más Conectados de lo Que Crees

El artículo de Moseley (2011) es clave para entender cómo el cerebro cambia nuestra forma de movernos cuando hay dolor. La clave está en no dejar de moverte… pero hacerlo bien, con seguridad y confianza.

Si convives con dolor de espalda, no te conformes con evitar el movimiento. Comprende tu cuerpo, rompe los miedos y empieza a moverte de forma progresiva. Porque dolor y movimiento no son enemigos… son parte del mismo proceso de recuperación.